Templo
lugares también de mente activa,
mi casa y allí mi altar,
mi lugar de ofrenda y agradecimiento,
mi sitio de paz, de luz,
mi fuente de serenidad.
Un escritorio, una pantalla, unas teclas;
unos cuadernos, estilográfica, lápiz.
Rodeado de libros y recuerdos,
el espacio donde fluye casi incontenible
la mente creativa, las palabras,
versos sueltos de una vida en el templo
que cada vez se vuelve más completa.
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