José-Antonio Calañas Continente | Escritura Creativa

  Neckarrems (Alemania), septiembre 2022 Con tiempo, la hiedra conquista los muros del nuevo edificio, trae color a las paredes, trae calor a la casa. Aún vacía, por nueva, la vida se abre paso por muros antes fríos que disfrutan del sol. Poco a poco, la casa reconstruida con experiencia, con esfuerzo, con cambio deja de ser fría piedra para ser cálido hogar.

Puçol (València), octubre 2022   Para cubrirlo todo, un tejado sobre cimientos, ladrillos, pilares: un refugio, mi guarida, ¿mi escondite? Más bien el sitio al que regresar. Un lugar, al fin, para refugiarme, para sentirme protegido y sentir; un sitio para compartir y prosperar: simplemente, mi lugar para ser. Un tejado cubriendo mi cabeza, un tejado que acoge mi corazón; un tejado que me protege, un tejado que me deja creer protegido, seguro, feliz.

  Sagrada Família, Barcelona, agosto 2018 Tras cimientos y ladrillos, pilares para elevar la mirada, pilares para soportar la carga, pilares para respirar hondo. Un bosque de pilares sólidos para conectar tierra y cielo, para unir cuerpo y espíritu, para ser uno y parte del todo. Una red de pilares unidos por cimientos y ladrillos para crear el hogar definitivo del alma errante que aún soy.

  Puçol (València), octubre 2022 El batir incansable de las olas arrulla el tiempo, aviva la luz del alma. El tiempo en calma y la mirada clara en la luz hacen perfecto el camino, abren la senda infinita. Olas, luz, calma, memoria: melodía dulce para caminar alegre en armonía sutil.

Germersheim, septiembre 2022   Un libro nuevo, grueso, infinitas páginas en blanco que esperan acoger palabras. Como niño con zapatos nuevos contemplo las páginas, tomo la estilográfica y dejo las palabras fluir. Conmigo la energía de la paciencia necesaria para empezar de nuevo, para asumir retos diferentes. Y, aun así, con la sonrisa y el asombro del niño y sus zapatos nuevos, disfruto contemplando el vacío de la página en blanco que se empieza a llenar de vida.