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Mostrando entradas de abril, 2016

La musa

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Al final de la oscuridad llama el destello del espejo, me atrae al seno de un hogar yermo. Cristal gélido, vaho glacial en la noche, cuando dos ascuas iluminan el reflejo. Mis ojos se pierden en la mirada ígnea del azogue que me observa. El calor intenso del ascua viva prende feraz la luz en mi mirada. Incontenible comienzo a pintar sonidos, a escribir imágenes, a esculpir el aire fragante con el cincel de la fantasía. El azogue en ascuas refulge en el espejo; el fulgor se hace materia: Son las alas de la musa que se extienden más allá del cristal y acarician livianas la angustiada mente del rapsoda enmudecido que, por fin, recobra su voz.

La voz (II)

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Voz vibrante, cristalina, De verbo dulce y serio, De tono severo y amable De resonancias y recuerdos, De amores y desamores, De karmas y darmas. Voz que mueve, conmueve, remueve, Que atempera, eleva, objetiva, Que lleva a la reflexión y al interior, Que vence inercias, Que crea movimiento Que pone en marcha y Detiene. Voz que hace florecer las mentes Y las Almas, Que ancla a la tierra Con las velas en el cielo, Que nos hace conscientes de lo material Y de lo inmaterial De la Existencia. Voz que es a la vez Grito y susurro, Paz y motivación, Calidez y distancia. Gracias, Voz, por hacerte oír. Gracias, Alma, por permitir escuchar.

Impasse

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Convivencia frágil, equilibrio convulso; paz sutil que disipa la más ligera brisa; metamorfosis incompleta de llanto enquistado, emociones desbordadas tupen implacables el filtro esencial de aprendizaje y vida. La crisálida inconclusa se resiste a fluir, retrasa la eclosión prolonga la agonía de un cambio que, aun presente, no arraiga. Crisálida del equilibrio inestable, nostalgia de estabilidad liviana, amor que viene y va, energía que se mueve en círculos polares entre radiante felicidad y anquilosante opacidad, en alternancia eterna, en balanceo constante. Desequilibrio paralizante, y aun así, singladura agitada, raudo pulso vital que supera estenosis antiguas y llega imparable a restañar el corazón.