José-Antonio Calañas Continente | Escritura Creativa

Atardecer en València El corazón que añoro, la luz que busco y ansío se evade leve, elude impasible el encuentro precioso. La búsqueda impide el sosiego, la paz se aleja del alma anhelada, la nostalgia del reencuentro acampa en noche fría, acerada, sin estrellas. Algún día, el calor hogareño de la lumbre fértil permitirá el advenimiento de la primavera eterna.

Geoda 1 Sé de paciencia, de paz ciencia; sin embargo, a veces, cedo a la desazón, al desasosiego propio de la espera y admito, proclamo a los cuatro vientos la causa de mi impaciencia: No puedo aguardar ya impasible al estallido final de la escoria pétrea que alumbrará exultante la gema preciosa del corazón que añoro.

Autovía C-25 en dirección a Santa Maria d'Oló (Barcelona) Pequeñas naves surcando arterias y venas en caminos que transcurren de corazón en corazón. Metáforas de la vida, caminos reales hacia destinos imaginados aunque ciertos. Miríadas de microcosmos disfrazados de acero inexpugnable, glóbulos de vulnerabilidad raudos entre metas. Burbujas de confort pretendido a toda velocidad por vericuetos infinitos, por senderos fugaces. Simbiosis perfecta       de máquinas y vidas, paradoja en movimiento       de mecánica y biología,       de calma y tensión,       de quietud y movimiento,       de consciencia y velocidad,       de ahoras y aquís variables,       de destinos cambiantes…       en apariencia. Ríos de acero, cauces de asfalto. Humanos en camino, armonía al acecho.