Fango

Cuervo en la misión de San José de Capistrano, California (USA), noviembre 2018


Nada cambia, nada cambió,
pero tampoco nada sigue igual.
Una tristeza cenagosa repta por tu piel,
deja inmóvil todo tu ser.
Un barniz lodoso cubre tu cuerpo,
se seca, no puedes mover ni un músculo,
la respiración se vuelve ardua,
la huida, imposible.
Pánico, necesitas escapar,
pero no hay escapatoria a la vista:
confinado, quedas embarrado
en el ataúd angosto de la desazón.
Todo se seca y se vuelve oscuro y angustioso,
tu corazón apenas osa latir,
tus pulmones roban al barro su oxígeno:
estás a punto de caer, al fin te rindes.
Acabó la resistencia,
la estatua de barro que eres ahora
cae callada al suelo,
la corteza que te envuelve
se agrieta y se abre,
parece que puedes salir.
Arriba, respira, sin suerte:
todavía queda camino que recorrer.

Comentarios

  1. Espero que no dure mucho esta fase... o que el poema no se refiera a ti, que no sea Erlebnislyrik

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