Virus


El Alma se equivocó
cuando instaló el sistema operativo.
No tuvo cuidado, parece,
se despistó
y, por arte de magias añejas,
dejó encriptado
un potente virus
que se materializa en mi día a día.
A veces como ransomware,
obligándome a pagar
para conseguir mis metas.
A veces como malware
cambiando todo lo que empiezo
para que sea consecuente
con otras voluntades.
Otras veces, robando
información con idea
de enviarla a otros.
En el fondo, si lo pienso,
ese virus malea mi destino,
como el metal dúctil
que integra mis alas.
Claro que, reflexionando,
ese virus no es más
que una subrutina
que reconduce y protege
mis pasos por la vida.
Que me ilumina en momentos decisivos,
que amortigua mis caídas,
que conforta mi amor propio herido.
Sí, creo que el código
de este virus lleva la etiqueta
"Ángel de la Guarda",
dulce y permanente 
compañía
benefactora y pacífica.

Comentarios

  1. A veces por nosotros solos somos incapaces de discernir adecuadamente sobre qué sendero de la vida coger. Gracias José Antonio. Un abrazo, Manolo

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  2. Ingeniosa forma de jugar con palabras actuales para expresar sentimientos comunes a la mayoría de los mortales. Que esa protección permanezca y la sepamos valorar justamente, aun sin entenderla plenamente. Muchas gracias. Sé feliz

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