Tempus fugit

Atardecer en Puzol (Valencia), junio 2019


El día que mi alma decida
cambiar de aires y marcharse,
abriré una ventana grande
para que entre la luz vivida.
Por la ventana, en calma, veré
hitos superados y pendientes,
respiraré el olor fragrante
de las memorias que sembré.
El aire feliz del recuerdo
me llevará entonces certero
a los corazones que compartí
y a los que no supe acoger.
No me embargará en ese paso
el apego a los que quedan,
no me detendrá tampoco
la pena de quienes me despidan.
El día que mi alma decida
cambiar de aires y marcharse,
con una sonrisa en los ojos dejaré
fluir el tiempo que me prestó sus alas.

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