Alborada

Mas La Plana, Santa Maria d'Oló (Barcelona), febrero 2019


Un momento de reflexión,
nada te turbe,
nada te falte, y,
de pronto, la realidad
te aplasta implacable.
Nada es como lo veías,
nada permanece en tus ojos
como creíste que era,
nada es, todo turba.
La calma ganada tras dura liza
se desvanece, se va de tu lado:
todo te turba, todo te falta,
de pronto, la realidad.
Luz desde lejos,
una voz amiga,
memoria de un tiempo que,
inconsciente e inefable,
te marcó, indeleble, a fuego.
Nada te turba ya,
pero todo es otro,
nada te falta ya,
salvo lo que anhelas,
respirar se vuelve arduo,
se queja el cuerpo sin pudor.
Ansiedad, respirar es difícil,
espalda rígida,
a punto de quebrarse,
el aire quema,
la lluvia abrasa,
vives entre Sísifo y Prometeo,
eterno retorno de fatiga y dolor.
Luz, claridad,
amanece de nuevo.
Nada te turba,
nada te falta en esta alba.
Todo simplemente es,
respiras, caminas, vives,
vives, caminas, respiras;
avanzas día tras día,
el futuro te aguarda
para dar la bienvenida
al caminante que, paciente,
superó retos y pesares
de camino, vida, lucha y paz.
Alborada fecunda de luz
tras el gris cruel de la tiniebla
incierta sin meta,
sin más brújula que el camino
que temes y amas
y sigues.

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