Pérdida
Justo cuando me siento seguro
de haber superado lo que perdí,
surge algo que, sin contemplaciones,
me devuelve al lugar del que partí.
Me doy entonces la orden de resistir,
de volverme duro como las rocas
para lidiar con la realidad intensa
de estar inerme ante el destino.
Me pongo la coraza, me entrego
a la lucha solo con mis manos,
con todo lo que tengo y sé;
con la certeza de la victoria,
seguro de no volver a caer.
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