Plegaria

Iglesia de San Nicolás, Valencia, agosto de 2016 Vivir no es luchar, es seguir un camino jalonado de retos en el que, a veces, perdemos el norte, a veces persiguiendo una meta, a veces vencidos por la desazón, pero siempre, siempre esperanzados, siempre en las manos el corazón, herramienta poderosa, y envueltos en el alma, el más delicado manto protector. Y así avanzo, día tras día, en apariencia solo, pero nunca en soledad, y cuando acecha la desazón, cuando los sinsabores amenazan con velar los sentidos, con atorar el flujo vital rezo. Rezo como el niño que fui a un dios todopoderoso en las alturas para que me conceda lo que anhelo. Rezo como el niño que hay en mí a un dios en las alturas al que no consigo entender para que me conceda la cálida sensación de que el mundo no está contra mí. Rezo como el hombre que soy a un dios que supongo en algún lugar para que me proteja de todo y todos. Aunque ahora rezo también como e...